Mi primera reflexión me venía esta mañana, y tras la reunión de ayer, al leer el siguiente texto que descubría al abrir un libro al azar:
Este es el día en que los más excelentes favores de Dios han sido derramados sobre los hombres, Día en que su poderosísima gracia ha sido infundida en todas las cosas creadas. Incumbe a todos los pueblos del mundo reconciliar sus diferencias en perfecta unidad y paz.
Me recordó a todas esas personas que pasan de la meditación a la acción y que, algunas de ellas, encontré en un maravilloso y precioso lugar al norte de Israel. Ellos ya son «Ciudadanos del Mundo» y trabajan por un mundo nuevo en la que todos nos sintamos iguales y trabajemos por desplegar un nuevo orden mundial.
Este es el paisaje humano que encontré.